miércoles, 4 de junio de 2014

El Sombreron

El sombrerón, Tzípe o Tzipitío, es uno de los personajes que destacan en el ámbito de las tradiciones orales. El sombrerón enamora a las mujeres bellas y de pelo largo, cantándoles canciones románticas con una guitarrita de plata (en otros casos, con una guitarra de cajeta como la de las ferias patronales), hechizándolas y haciéndolas agonizar. Si la cura no se busca rápidamente, la muchacha muere y el sombrerón se marcha muy entristecido y llorando. La típica cura que cuentan los abuelos para este mal es cortarles el pelo a las muchachas, luego llevarlas a la iglesia para que el padre les rocíe con agua bendita y les rece. Haciendo esto, el Sombrerón deja de molestar a las muchachas. Con una personalidad y aspecto únicos, el sombrerón es conocido como tal casi en toda Latinoamérica. En general, su apariencia es tosca, su estatura muy pequeña, anda vestido de negro, con un enorme sombrero negro que le cubre casi todo el cuerpo. Usa botas negras, con unas vistosas espuelas de plata, que utiliza manejando su patacho de mulas, el cual utiliza para llevar enormes cantidades de carbón de un pueblo a otro. 
 
Aunque en algunos pueblos, posee algunas variaciones, por ejemplo, en San Pedro Pinula, Jalapa, donde se le conoce con el nombre de Zisimite o Sisimit, que además del enorme sombrero,  tiene los pies al revés (los dedos viendo hacia atrás) para que todo aquel que intente seguir sus huellas, se pierda inevitablemente. Se alimenta de ceniza y sus vestiduras son más de duende que de el clásico sombrerón negro que todos conocemos. Se rumora en este mismo lugar, que el Sombrerón es "hijo de la llorona con el diablo" En sus manos lleva una insignia de cofradía que se repite en otro personaje igual que lleva en sus manos, luego en otro y así varias veces hasta perderse en el infinito. Acompaña a los peones que salen temprano al campo, y a los panaderos que hornean pan en la madrugada. 


 

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