El sombrerón, Tzípe o Tzipitío, es uno de los
personajes que destacan en el ámbito de las tradiciones orales. El
sombrerón enamora a las mujeres bellas y de pelo largo, cantándoles
canciones románticas con una guitarrita de plata (en otros casos,
con una guitarra de cajeta como la de las ferias patronales),
hechizándolas y haciéndolas agonizar. Si la cura no se busca
rápidamente, la muchacha muere y el sombrerón se marcha muy
entristecido y llorando. La típica cura que cuentan los abuelos para
este mal es cortarles el pelo a las muchachas, luego llevarlas a la
iglesia para que el padre les rocíe con agua bendita y les rece.
Haciendo esto, el Sombrerón deja de molestar a las muchachas.
Con una personalidad y aspecto únicos, el sombrerón
es conocido como tal casi en toda Latinoamérica. En general, su
apariencia es tosca, su estatura muy pequeña, anda vestido de negro,
con un enorme sombrero negro que le cubre casi todo el cuerpo. Usa
botas negras, con unas vistosas espuelas de plata, que utiliza
manejando su patacho de mulas, el cual utiliza para llevar enormes
cantidades de carbón de un pueblo a otro.
Aunque en algunos pueblos, posee
algunas variaciones, por ejemplo, en San Pedro Pinula, Jalapa, donde
se le conoce con el nombre de Zisimite o Sisimit, que además del
enorme sombrero, tiene los pies al revés (los dedos viendo
hacia atrás) para que todo aquel que intente seguir sus huellas, se
pierda inevitablemente. Se alimenta de ceniza y sus vestiduras son
más de duende que de el clásico sombrerón negro que todos conocemos.
Se rumora en este mismo lugar, que el Sombrerón es "hijo de la
llorona con el diablo" En sus manos lleva una insignia de cofradía
que se repite en otro personaje igual que lleva en sus manos, luego
en otro y así varias veces hasta perderse en el infinito. Acompaña a
los peones que salen temprano al campo, y a los panaderos que
hornean pan en la madrugada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario